Tengo miedo, miedo a no tenerte, miedo a perderte, miedo a que cuando te vayas ya no poder verte más, eres la mayor ilusión que tengo en mi vida, mas aún temo que tu partida nos separe para siempre, que el olvido embargue mi corazón, y que cuando menos me lo espere tu nombre sólo exista ya en el baúl de los recuerdos. Le temo al día en que no vuelva a verte más, ese día lloraré por no haberte dicho jamás lo mucho que en tan poco tiempo logré amarte; espero que tú al igual que yo te acuerdes de mi, y que, en tu atareada vida algunas veces pienses en esta pobre boba que te ama y te amará con todo su corazón. Sabes, mis amigos me advirtieron que al enamorarse suele ocurrir eso, pero yo no les hice caso, creí que simplemente era su inusual forma de cuidarme, mas ahora logro entender que en realidad enamorarse duele, pero más duele cuando tienes a esa persona a tu lado y sabes que nunca será tuyo, que no te atreverás jamás a decirle que lo que sientes es tan grande como la luz del Sol, pero es peor aún cuando de un pronto a otro no sabes si él te ama o si solo está jugando contigo, si es otra de sus muchas aventuras de play boy. Por eso espero que nunca leas esta carta que escribo ahora frente a esta computadora, para jamás saber si lo nuestro pudo haber sido el más grande y verdadero amor, o fue una simple alucinación